ALBANY, Nueva York.– La gobernadora Kathy Hochul frenó esta semana un plan de peajes destinado a reducir el tráfico en Manhattan, y al mismo tiempo, buscar apoyo para aumentar impuestos a las empresas para financiar el sistema de metro de Nueva York.
El miércoles, Hochul sorprendió a ambientalistas y defensores del transporte público al bloquear el plan de "precio de congestión" que habría impuesto altos peajes a los conductores en Manhattan.
Esta medida, destinada a generar mil millones de dólares anuales para el debilitado sistema de metro, fue rechazada a pesar de estar programada para comenzar el 30 de junio.
En lugar de los peajes, la gobernadora propuso aumentar el impuesto a la movilidad de la nómina para las empresas de la ciudad, con la esperanza de reemplazar los ingresos que los peajes habrían proporcionado.
Sin embargo, esta propuesta no ha encontrado mucho apoyo en la Legislatura, que debe concluir su sesión anual el viernes. "Decirles a los neoyorquinos que les importa el costo de vida y luego proponerles un aumento de impuestos es incomprensible", comentó el senador demócrata Zellnor Myrie a AP.
La decisión de Hochul de pausar indefinidamente el programa de precios de congestión ha sido criticada por su impacto en los fondos destinados a la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA).
El precio de la congestión, promulgado en 2019 bajo el exgobernador Andrew Cuomo, se había previsto para ayudar a financiar 15,000 millones de dólares en proyectos de capital para la MTA.
Hochul justificó su decisión citando la carga financiera sobre los residentes que enfrentan inflación y altos costos de vida, además de la frágil economía de la ciudad tras la pandemia de COVID-19.
Los peajes habrían costado a los conductores que ingresaban a Manhattan al sur de la calle 60 alrededor de 15 dólares, dependiendo del tipo de vehículo.
La senadora Liz Krueger expresó su preocupación de que el impuesto empresarial propuesto por Hochul eventualmente recaerá sobre los trabajadores.
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"Los impuestos a la movilidad de la nómina son en realidad impuestos a los trabajadores. No es un impuesto corporativo, es un impuesto a los trabajadores", afirmó Krueger a AP.
La Oficina Independiente de Presupuesto de la ciudad de Nueva York estimó que los peajes habrían generado 400 millones de dólares este año y mil millones anuales posteriormente.
Estos ingresos eran cruciales para financiar proyectos de infraestructura de la MTA, que ya ha invertido más de 400 millones de dólares en la implementación del precio de congestión y tiene un contrato de más de 500 millones con un proveedor privado para operar y mantener la infraestructura de peaje.
La repentina reversión de Hochul, quien había sido una defensora acérrima de los precios de congestión hasta hace dos semanas, ha dejado en suspenso la financiación de vitales proyectos de transporte.
A medida que se acerca el final de la sesión legislativa, la propuesta de aumento de impuestos enfrenta un camino incierto en la búsqueda de una solución para el financiamiento del transporte público en Nueva York.
Conductores de Uber, taxistas y empleados de la MTA ven con buenos ojos la suspensión
La decisión ha sido recibida con alivio por los conductores de Uber, taxistas y empleados de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA).
“La gobernadora básicamente rescató no solo a la industria del taxi, para que los taxistas sigan prosperando, sino también a todos los pequeños negocios y restaurantes que quedan en esa zona donde se pagaría un peaje para entrar al centro de Manhattan”, afirmó Fernando Mateo, vocero de la Federación Taxista de Nueva York.
Monic Rondón, empleada de la MTA, dice que la noticia era algo que estaban esperando. "Mucha gente estaba rezando para que esto no pasara”, dice.
El cargo propuesto era de 15 dólares para autos, entre 24 y 36 dólares para camiones, 7.50 dólares para motocicletas y entre 1.50 y 2.50 dólares por viaje para los conductores de taxis y Uber. Este cobro, que ya no entrará en efecto el 30 de junio.
Aunque la decisión ha sido bienvenida por algunos, ha suscitado críticas de otros sectores. El presidente del condado de Manhattan, Mark Levine, expresó su preocupación: “Hay estaciones que necesitan renovaciones y actualizar señalizaciones obsoletas. ¿Cómo vamos a solucionar estas cosas?”.
La Asociación del Plan Regional también criticó el retraso, señalando que perjudicará a millones de usuarios del transporte público que dependen del metro, autobuses y trenes.
Algunos observadores sugieren que la gobernadora podría haber tomado esta decisión con un ojo en las próximas elecciones presidenciales, buscando congraciarse con los votantes de Nueva York.
Con información de AP
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